martes, 26 de febrero de 2013

CAPITULO 11: CRECED Y MULTIPLICAOS


Capítulo XI
CRECED Y MULTIPLICAOS

El Génesis dijo: “Creced y multiplicaos”. La palabra creced significa transmutar y sublimar la energía sexual para crecer espiritualmente. La palabra multiplicaos se refiere a la reproducción de la especie humana. Existen dos clases de hijos mencionados por la Biblia: los hijos de Dios y los hijos de los hombres. Son hijos de Dios aquellos que resultan de la Magia Sexual cuando no hay derrame seminal. Son hijos de los hombres, aquellos que resultan del goce pasional con derrame del semen.

Necesitamos engendrar hijos de Dios y luego luchar por su crecimiento espiritual.

EDUCACIÓN DE LOS HIJOS.

Los hijos aprenden más con el ejemplo que con el precepto. Si queremos que nuestros hijos crezcan espiritualmente, debemos nosotros preocuparnos por nuestro propio crecimiento espiritual. No basta multiplicarnos, necesitamos también crecer espiritualmente.

EL PECADO.

Nuestro resplandeciente Dragón de Sabiduría tiene tres aspectos. Estos son: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

El Padre es luz y vida; el Hijo es el agua y la sangre que manó del costado del Señor con la lanza de Longibus. El Espíritu Santo es el fuego de Pentecostés o Fuego del Espíritu Santo, llamado por los indostaníes Kundalini, la Serpiente Ígnea de nuestros mágicos poderes, fuego santo simbolizado por el oro.

Se peca contra el Padre cuando decimos mentiras. Se peca contra el Hijo cuando odiamos a alguien. Se peca contra el Espíritu Santo cuando fornicamos, es decir cuando derramamos el semen. El Padre es la Verdad. El Hijo es Amor. El Espíritu Santo es el Fuego Sexual.

INSTRUCCIÓN.

Debemos enseñar a nuestros hijos a decir la verdad y nada más que la verdad. Debemos enseñarle a nuestros hijos la ley del amor. Amor es ley pero amor consciente. A la edad de catorce años debemos enseñarle a nuestros hijos los Misterios del Sexo. Así, sobre este triple aspecto de santidad y perfección, nuestros hijos crecerán espiritualmente. Quien oriente a sus hijos por este triple aspecto de perfección, habrá puesto una base de acero para la felicidad de ellos. Empero es necesario enseñarles no sólo con el precepto sino también con el ejemplo: debemos demostrar con hechos lo que predicamos.

PROFESIÓN.

La vida moderna exige que preparemos más intelectualmente a nuestros hijos. Es justo que ellos tengan una profesión para vivir. Necesitamos observar cuidadosamente las disposiciones vocacionales de nuestros hijos para orientarlos intelectualmente. Jamás debemos dejar un hijo o hija sin profesión. Todo ser humano necesita aprender alguna profesión para poder vivir. Es un crimen muy grave dejar a un hijo desamparado y sin profesión.

SOBRE LAS HIJAS.

Los tiempos modernos exigen que nuestras hijas reciban una sólida preparación espiritual intelectual. Es indispensable que las madres les enseñen a sus hijas los Misterios del Sexo, al cumplir estas la edad de catorce años. Es justo que ellas marchen por el triple sendero de Verdad, Amor y castidad.

La mujer moderna debe tener una profesión para vivir. Es necesario que los padres y madres comprendan que sus hijas también necesitan crecer espiritualmente y multiplicarse con el Matrimonio Perfecto. Empero hágase todo decentemente y con orden. Resulta absurdo que las hijas anden solas por las calles o en los parques, o en cines o bailes, con el novio. Resulta que, como ellas todavía no han matado el Ego animal, fácilmente se dejan seducir sexualmente, y fracasan miserablemente. Las hijas deben siempre estar acompañadas por sus padres o familiares, nunca deben estar a solas con el novio. Los padres no deben estorbar nunca el Matrimonio de las hijas. Empero, repito, hágase todo dentro de la ley y el orden. Es necesario reproducirnos con castidad y crecer espiritualmente. Ese es el camino del Matrimonio Perfecto.


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